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13-01-2015 |
DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA CAPITAL-TRABAJO
Autor: William Yohai
(de REDIU), Red de economistas de Izquierda-Uruguay)
Es frecuente escuchar decir a los jerarcas del Frente Amplio que desde hace casi 10 años gobierna nuestro país que una de las virtudes de éste ha sido la mejor distribución del ingreso. Ya prácticamente no se escucha hablar de capital y trabajo como clases sociales contrapuestas. La consecuencia es que la conocida como “distribución funcional del ingreso” no se menciona. Marx (y Engels) afirmaban que en el capitalismo el obrero vende su fuerza de trabajo al capitalista. Éste le paga una cantidad de dinero que representa el valor de aquella. La fuerza de trabajo es, pues una mercancía que tiene los atributos de cualquier otra, un par de zapatos, por ejemplo. O sea tiene un valor de uso (sirve para algo, dicho en lenguaje común) y un valor de cambio o lo que es lo mismo, puede intercambiarse por otras mercancías de acuerdo a una cantidad predeterminada. Según la teoría clásica del valor que Marx y Engels desarrollaron pero no crearon, éste (el valor de cambio) está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir una mercancía. No desarrollaremos aquí el concepto, que harta literatura hay sobre el tema. Lo que sí está claro, e interesa aquí, es que la fuerza de trabajo, la mercancía que el obrero vende al capitalista y que se materializa precisamente en el trabajo que transforma materias primas (mercancías) en productos más elaborados (también mercancías), tiene valor de uso y valor de cambio.
Pero la fuerza de trabajo tiene una característica diferencial en relación a las demás mercancías: su utilización genera, a su vez, un nuevo valor de cambio. En ese sentido es única.
La diferencia entre el valor (que se manifiesta en el precio) de la fuerza de trabajo y el nuevo valor, que su aplicación a través del capital genera, se llama plusvalía.
Y esta es la cantidad de valor de que se apropia el capitalista en el proceso de producción y circulación de las mercancías. Pero: ¿cual es y como se fija el precio de la mercancía fuerza de trabajo, que se conoce vulgarmente como salario? El valor, y consecuentemente el precio, de la fuerza de trabajo está determinado, también, por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Que se traduce en la cantidad de bienes y servicios necesarios para mantener al obrero y garantizar su reproducción en tanto vendedor de fuerza de trabajo.
Esta cantidad de trabajo (o volumen de bienes y servicios necesarios a tal fin) está históricamente y geográficamente determinada. No es la misma para el obrero fabril inglés del siglo XIX (cuando Marx y Engels generaron su formidable obra) que para el mismo obrero pero en el siglo XXI.
Y tampoco es la misma para el obrero fabril alemán del siglo XXI que para el obrero fabril haitiano de nuestros días. Yendo más hacia lo concreto del tema del título: la conclusión que se extrae de lo anterior es que, dado que la productividad del trabajo aumenta con el tiempo en función del desarrollo de las fuerzas productivas que promueve el capitalismo y más en particular la competencia que lo caracteriza, la masa de bienes y servicios disponibles para el conjunto de la sociedad tenderá a crecer con el tiempo. Lo harán todos los componentes del proceso: a) el capital constante (materias primas, máquinas y bienes intermedios), b) el capital variable (salarios) c) la plusvalía o ganancia del capitalista.
Sólo que, mientras el salario estará siempre férreamente limitado al valor (precio) de la fuerza de trabajo, la plusvalía no. Esta limitación surge de dos fuentes: a) la competencia entre los trabajdores oferentes de fuerza de trabajo. Esta competencia está fomentada por la existencia del ejército de reserva o masa de desocupados que están presionando a la baja los salarios. Esta “reserva” disminuye en los períodos de auge económico y aumenta en los de crisis. b) cuando los trabajadores organizados aumentan “demasiado” su participación en el festín o, más aún, se organizan políticamente y amenazan el predominio burgués, se produce un golpe de estado (como sucedió en la América Latina de los 70) que se encarga de volver las cosas a su orden “natural”. En Uruguay los 12 años de gobierno militar sirvieron precisamente para eso: reducir casi en un 50% los salarios reales.
Pero, vayamos a la historia concreta de la evolución de dos variables que tienen que ver con lo que decíamos más arriba: El pbi (producto bruto interno) es la suma de valor producida por la economía en un período de tiempo. Vale la pena aclarar que el concepto de valor que emplea la construcción del pbi no es igual que el que empleaban Marx y Engels.
El cuadro y la gráfica que siguen demuestran lo que veníamos afirmando en relación a la economía uruguaya. Entre 1983 y 2013 mientras los salarios reales suben un 39% el pbi lo hace en un 165%. Debemos aclarar que ambos valores están “inflados” porque las series se inician en lo más profundo de la crisis que sufrió el país sobre fines de la década de los 70 y principios de los 80. El pbi “tocó fondo” en 1984 y comenzó a recuperarse muy rápidamente a partir de allí. Lo mismo sucedió con los salarios reales.
Obviamente interesaba conocer que sucedió con estas variables en los 8 años completos de gobiernos “progresistas”. Los números son muy claros. El pbi continuó creciendo más que los salarios reales.
Más aún, si consideramos todos los gobiernos post-dictadura el fenómeno se mantiene.
El cuadro siguiente refleja lo que acabamos de afirmar. Sería interesante analizar el comportamiento de las variables durante períodos más largos. Lamentablemente las estadísticas no están disponibles en formato electrónico y su estudio implicaría un trabajo mucho más complejo. Aclaremos, de paso, que ésta y no otra es la razón de la selección del punto de origen (1983); es el primer año reflejado por la correspondiente planilla del ine.
Para ver que pasaba en algún otro país capitalista investigamos el asunto para los EEUU. Construimos la gráfica que sigue utilizando los datos cuya obtención resultó más simple.
El resultado no difiere, para el período 1955-2014 del que reflejan los datos en Uruguay.
Sin embargo, al analizar esta gráfica más detalladamente se constatan dos períodos bien definidos según muestra la siguiente. En efecto, hasta 1975 los salarios reales evolucionan ligeramente por encima del pbi. A partir de ese año el cambio sucede en sentido inverso. Y así se mantiene hasta la actualidad. Una explicación posible es que, ante la existencia de un potente campo socialista que amenazaba la misma existencia del capitalismo a nivel mundial, el “comando general” de éste haya
decidido mejorar sustantivamente las condiciones de vida de su clase obrera como medida defensiva. Está claro que a partir de fines de la década de los 70 se impone como línea de política económica en los países industrializados de occidente el neoliberalismo y este recorta significativamente lo que percibe aquella como parte de la riqueza social.
Para concluir citemos un reciente (y a nuestro juicio excelente) trabajo de Oyantcabal y Sanguinetti aparecido en la separata agropecuaria de “Brecha” el 26 de diciembre pasado. El párrafo refiere al período 2000-2013: “La distribución de la plusvalía muestra que son capitalistas y terratenientes los que apropian la mayor parte pasando de 51% a 69% del VAB, cuando el Estado mantiene su nivel en un 8% llegando a un piso de 4% en 2003 producto de las exoneraciones tributarias al sector.
Es decir que el fuerte dinamismo que atravesó el sector agropecuario fue resultado de, y dialécticamente produjo, una recuperación de los niveles de ganancia. Si observamos las cifras en su magnitud absoluta, el valor apropiado por los capitalistas pasó de 558 a 2.412 millones de dólares mientras que el valor apropiado por los terratenientes creció de 102 a 712 millones de dólares. La plusvalía apropiada por el Estado también crece pasando de 102 a 360 millones de dólares, pero sin afectar su peso en el PBI sectorial.
La contracara del crecimiento relativo de la plusvalía fue la reducción del peso de los salarios en el VAB agropecuario de 31% a 17%, lo que supuso una reducción en la participación del trabajo en el valor total. Su evolución en el período 2000-2013 muestra una primera etapa de reducción relativa y absoluta entre el 2000 y el 2004 donde bajan de 396 a 271 millones de dólares reflejando tanto pérdida de puestos de trabajo como deterioro del poder de compra de los salarios (rasgo característico de la economía en esos años) factor que, junto a la suba de los precios internacionales, permitió restablecer las condiciones de acumulación. En una segunda etapa, desde 2005, la masa salarial crece en términos absolutos llegando a 769 millones de dólares en 2013 pero sin modificar su peso relativo. Este crecimiento fue resultado fundamentalmente de la mejora sustantiva en el poder de compra de los salarios que en algunos sectores llega a alrededor de 100% en términos reales, efecto no del “derrame” del sector, sino de la organización de los trabajadores y de políticas públicas dirigidas. En particular destaca la convocatoria por primera vez en la historia en el año 2005 de los Consejos de Salarios para trabajadores agropecuarios, la política de crecimiento salarial impulsada por el Ministerio de Trabajo, las leyes de protección y promoción de la actividad sindical, y el incremento de los aportes patronales aprobados con la reforma tributaria de 2007.”
Resaltamos la reducción de cerca de 50% en la participación de los salarios en el valor agregado bruto agropecuario. Y nos permitimos relativizar (sin negar para nada la gran valía del trabajo en su conjunto) la afirmación respecto al papel de la “organización de los trabajadores y política públicas dirigidas” en los aumentos de salarios reales producidos. Presentamos más abajo un cuadro con varios de los salarios previstos por el laudo del Ministerio de Trabajo a partir del 1 de julio de 2014. Elegimos tres categorías: el menor “sin especialización”, el medio “altamente especializado” y el máximo, “administrador”.
En todos los casos informamos los salarios después de las deducciones por seguridad social y fondo de salud para el caso de que el obrero no tenga hijos. El “ficto” es un sobresueldo que se debe pagar cuando el obrero no recibe alimentación ni vivienda en el establecimiento.
Como se ve las remuneraciones son bajas. Considérese que en Uruguay el alquiler de una vivienda urbana no baja de los 10.000 pesos. Es prácticamente imposible para un empresario rural conseguir trabajadores pagando salarios menores a los que fija el laudo. En segundo lugar el aparato estatal para controlar el cumplimiento del laudo es casi inexistente. En cuanto a la organización sindical, ésta existe solamente en las regiones en las cuales los sindicatos fueron fundados hace más de 50 años: azucareros del norte, trabajadores de la fruta del litoral oeste y sur y arroceros. Raúl Sendic el histórico líder sindical rural y tupamaro tuvo un papel destacado en la fundación y desarrollo de dichos sindicatos. En el sector más numeroso, el ganadero aquella no existe. Todo parece indicar que, más que el estado o los sindicatos rurales, la causa del notorio aumento del salario real en el sector rural uruguayo es fruto de la acción del mercado de trabajo. Del que corresponde a aquel pero también del más general. En particular la construcción que llegó a emplear más de 70.000 personas recientemente compitió fuertemente con el sector rural por la mano de obra.
A modo de conclusión: es falso que el gobierno progresista uruguayo haya cambiado significativamente la distribución del ingreso entre trabajadores asalariados y capitalistas. El aumento de la parte que el capital se lleva del producto social es un proceso que se viene produciendo, como mínimo, desde el inicio de la dictadura en 1973. Y ha continuado hasta hoy.
Fuentes:
1] instituto nacional de estadística (ine) banco central del Uruguay (bcu)
2] http://www.mtss.gub.uy/web/mtss/22-ganaderia-agricultura-y-actividades-conexas/-/asset_publisher/2y4Y/content/ajuste-julio-2014-119?redirect=http%3A%2F%2Fwww.mtss.gub.uy%2Fweb%2Fmtss%2F22-ganaderia-agricultura-y-actividades-conexas%3Fp_p_id%3D101_INSTANCE_2y4Y%26p_p_lifecycle%3D0%26p_p_state%3Dnormal%26p_p_mode%3Dview%26p_p_col_id%3Dcolumn-1%26p_p_col_count%3D1
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